Existen cuatro estrategias principales que puedes usar para contraatacar narrativas negativas o maliciosas y apoyar la causa por la que deseas luchar.
CONTRA-NARRATIVAS DE HECHOS
Gracias a las contra-narrativas de hechos podemos encontrar puntos débiles en la lógica y credibilidad de un discurso, además de proporcionar una herramienta de verificación de la información. Por ejemplo, puedes responder a teorías de conspiración como las campañas anti-vacuna con pruebas científicas o argumentos de expertos en el área.
CONTRA-NARRATIVAS MORALES
Podemos utilizar contra-narrativas morales si el mensaje tiene una influencia ética o moral sobre la audiencia objetivo. Por ejemplo, puedes intentar mencionar que la violencia incitada por la propaganda hacia otras comunidades va en contra de principios religiosos.
HUMOR Y SARCASMO
El humor y el sarcasmo pueden ser muy útiles para deslegitimar y socavar las narrativas extremistas. Por ejemplo, al luchar contra la propaganda terrorista puedes mostrar lo absurdo del razonamiento de los líderes extremistas o puedes hablar de las diferentes formas de racismo y de cómo estas promueven comportamientos nocivos como sucedió en esta campaña.
NARRATIVAS ALTERNATIVAS POSITIVAS
Las narrativas positivas se construyen sobre pilares positivos. No son una respuesta, son una propuesta a actuar, podríamos llamarlas diseminación proactiva. Mencionar las cosas que apoyamos en vez de las ideas a las que nos oponemos es un excelente ejemplo de muchas campañas al rededor del mundo.
Entonces, ¿Cuál es la mejor estrategia?
Puedes preguntarte cuál de estas narrativas es la mejor estrategia cuando se trata de competir contra otras. Las narrativas positivas suelen ser mucho más efectivas que los otros tipos de narrativas. Cuando nos enfocamos en contrarrestar la desinformación, repetimos lo que dicen las personas a las que nos oponemos y proponemos “pruebas” de que “el resto” de las personas estamos en su contra. Teniendo en cuenta la manera en la que el cerebro funciona, sólo retenemos ciertos pedazos de la información. Por esta razón, al repetir información falsa, así sea para intentar desmentirla, para negarla, para evitar que la información falsa se transmita, nuestro cerebro puede mezclar fácilmente los hechos verdaderos con las ideas falsas e incluso más: puede convertirnos en la fuente de esta información. Por esta razón necesitas tener mucho cuidado cuando utilices estrategias que repiten el mensaje de tus oponentes.
La mejor solución es crear narrativas alternativas proactivas que generen un cambio constructivo.
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