La internet nos ha servido como herramienta para sentirnos aún más interconectados. Las distancias se hacen cortas, la información es más accesible, el conocimiento ya no es un privilegio y así mismo, la vida social tal como la conocíamos, se ha volcado a la virtualidad. En este sentido, las redes sociales se han convertido por excelencia en la forma en que interactuamos socialmente de manera online.
Sin embargo, estas redes sociales no sólo traen consigo cuestiones positivas, sino que también traen peligros y retos que desafían constantemente nuestras habilidades digitales y pensamiento crítico. Un ejemplo de ello son las tendencias y retos virales que son multiplicados por aplicaciones tales como Facebook, Instagram y TikTok.
¿Qué son los retos o “challenges”?
Jessica Ortega, miembro del Grupo de investigación Ciberpsicología de UNIR los define como las acciones que los usuarios proponen tales como bailes, bromas, desafíos, entre otros, que graban para que los demás lo vean y reproduzcan. Dependiendo del interés que estos suscitan, tienden a convertirse en virales por la difusión masiva del Internet y la tendencia del ser humano a imitar la conducta de los demás, sobre todo en la adolescencia.
Existen retos solidarios que buscan promover buenas causas, ayudar a los demás o fomentar buenas conductas. Un ejemplo es el Pañuelo Challenge, propuesto por la Fundación Aladina en el que diferentes usuarios se ponen un pañuelo en la cabeza para concienciar sobre el cáncer infantil. Otros como el “Ice Bucket Challenge”, que intentaba concientizar sobre la enfermedad llamada esclerosis lateral amiotrófica, promovían una buena causa. También hay retos inofensivos que utilizan botellas de aguas para jugar.
La mayoría de estos retos son inofensivos, pero con el paso del tiempo ha surgido algunos que pueden llegar a poner en riesgo la integridad física y psicológica de las personas, muchas de ellas menores de edad. “La adolescencia es una etapa de búsqueda de sensaciones, de conocer gente nueva, y los retos virales te permiten hacer ambas cosas. En esta fase los amigos son lo más importante y la familia pasa a segundo plano”, explica Jessica, por lo que los jóvenes graban retos con el objetivo de ser valorados por su grupo de amigos, por no sentirse excluidos y por la popularidad. Pues ahora, la popularidad se mide en ‘likes’, seguidores y comentarios.
Un reto viral puede ser propuesto por un grupo de amigos, también sucede que los menores pueden seguir por voluntad propia retos realizados por otros usuarios o celebridades que ven en Internet. En efecto, los retos apoyados por influenciadores suelen ser los más viralizados ya que estas personas son seguidas masivamente por una gran cantidad de personas.
¿Cuáles son los retos peligrosos?
A continuación, encontrarán un listado con algunos de los retos más peligrosos que han sido promovidos en las redes sociales y que han dejado cientos de muertes, lesionados y padres de familia preocupados en el mundo. No hay un espacio geográfico limitado en donde estos retos tomen lugar, teniendo en cuenta el alcance y la capacidad de replicación del internet, son muchos los lugares del mundo en donde estos han sido llevados a cabo.
Estos retos serán compartidos con el objetivo exclusivo de informar, concientizar y alarmar a los padres de familia, pero también a los menores que consumen contenido relacionado a estos retos.
El “Tide Pod Challenge”: Es un desafío que implica morder una cápsula de detergente de cualquier marca y escupir o ingerir su contenido, una acción que pone en riesgo la salud de los participantes.
48 horas: que consiste en desaparecer sin dejar rastro durante dos días, sin dar previo aviso a ningún familiar ni amigo con el objetivo de aparecer en las listas de búsqueda de personas desaparecidas.
El cascarón: en el que los usuarios comen todo tipo de alimentos con cáscara, tales como huevos, caramelos con el envoltorio, entre otros, con el riesgo de obstrucción y asfixia que conlleva este tipo de comportamiento.
“Benadryl challenge”: El reto consiste en ingerir más de una decena de pastillas de Benadryl, las cuales pueden tener efectos secundarios como alucinaciones y una vez que surjan los efectos compartir la experiencia a través de vídeos.
“Ballena azul”: ha sido uno de los juegos virales que más conmoción y alarma social han causado. Los administradores dan una serie de tareas a completar por los jugadores, un total de 50 entre las que se incluye hacerse cortes por el cuerpo y la última fase es el suicidio.
“Condom Snorting”: consiste en inhalar condones y sacarlos por la boca, algo que puede provocar asfixia. El reto también consiste en llenar un preservativo de agua y dejarlo caer en la cabeza de alguien con el fin de que esta quedara dentro, de este modo también se corría el peligro de asfixia.
Momo: El juego se inicia con mensajes con administradores, en los que “Momo” les pone retos a quien se atreve a contactarla, y bajo amenazas de una supuesta maldición obliga a los participantes a cumplirlas. El último desafío es acabar con su propia vida y pasar el juego a otra persona.
“El reto del diablo”: consiste en rascar el dorso de la mano a otro niño mientras recita las letras del abecedario y dice una palabra que comience por cada una de ellas. A veces, incluso, se usan tijeras y cuchillos y deja heridas abiertas.
“No lackin challenge”: que consiste en sacar un arma de fuego y fingir disparar a un compañero. Este, debía sacar su propia arma y apuntarle, sin apretar el gatillo. Con este peligroso reto se registraron varios accidentes.
“Blackout”: Para cumplir este reto las personas se colocan algún objeto alrededor del cuello, para de esta forma evitar respirar. Una vez que se bloquea la respiración, el objetivo es desmayarse, debido a la falta de aire.
“Skull-breaker challenge”: consiste en hacer saltar a una persona, para que una vez esta se encuentre en el aire, se le pone una zancadilla que hace que esta persona pierda el equilibrio y caiga generalmente en su espalda o en su cabeza.
“Train surfing”: que consiste en subirse a la parte superior de uno de un tren en movimiento, mientras se graba un video para redes sociales.
“Bird Box challenge”: Consiste en salir a la calle y realizar tareas cotidianas con los ojos vendados. Algunos casos eran tan extremos que la peligrosidad no sólo era para el protagonista del reto sino también para el resto de transeúntes.
“Fire challenge”: consiste en rociarse un líquido inflamable en una parte del cuerpo y luego prenderse fuego para ver cuánto tiempo aguanta la persona.
“Space Monkey Challenge” o “Choking Game”: asfixia con las manos o con un objeto para sentir placer.
Consecuencias
Irene Montiel, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC e investigadora del grupo VICRIM indica que “participar en estos desafíos no sale gratis. De hecho, la factura que han de pagar estos jóvenes no es menor. Desde las consecuencias derivadas por el propio reto, como las autolesiones que se infringen con el reto de la ballena azul, que podían llegar hasta el suicidio, hasta incluso la muerte por el reto del Benadryl”.
Tal como señala la docente, inevitablemente se producen consecuencias derivadas de la difusión de las imágenes con la intención de humillar o hacer burla del protagonista o la víctima, ya que "esas imágenes perduran a lo largo del tiempo y es difícil eliminarlas, por lo que, sí producen malestar o vergüenza, pueden provocar problemas de autoestima, ansiedad o depresión. La pérdida de control sobre ellas puede ocasionar una gran frustración y ansiedad, además de la pérdida de oportunidades laborales, por ejemplo”.
¿Por qué los jóvenes son tan vulnerables ante ellos?
Según la Academia Americana de Pediatría, la parte del cerebro encargada del pensamiento racional, la corteza prefrontal, no se desarrolla totalmente hasta más o menos los 25 años. Por esta razón, los adolescentes son naturalmente más impulsivos y tienden a actuar antes de pensar en las consecuencias. La profesora Jessica Ortega advierte que los jóvenes “no tienen la capacidad de pensar realmente en los riesgos. Esas ganas de vivir nuevas sensaciones los lleva a actuar de forma impulsiva sin pensar en las consecuencias. [Encuentran un gran incentivo en](…) ser popular y tener muchos ‘me gusta’ aunque pase algo malo (…)”.
La idea de superar un reto, la expectativa de ser aceptado por los demás o la posibilidad de emular la "valentía" de alguien famoso, sumado al hecho de que todo ello ocurra en un entorno público, según los expertos, constituyen el caldo de cultivo ideal para que los más jóvenes se lancen "con los ojos cerrados" a los retos virales que circulan por las redes sociales, especialmente en TikTok e Instagram.
Investigaciones adelantadas por la Academia America de Pediatría, aseguran que los adolescentes no se toman el tiempo necesario para considerar si el detergente para lavar la ropa es un veneno que podría quemarles la garganta si lo ingieren, y tampoco si el uso inapropiado de medicamentos como la difenhidramina (Benadryl) puede ocasionar graves problemas en el corazón, convulsiones o coma. Ellos se centran en que alguien de su clase lo hizo y consiguió cientos de me gusta y comentarios en una determinada plataforma digital.
En esta misma línea, la profesora Montiel considera que los preadolescentes y los adolescentes "presentan, naturalmente, dificultades para controlar sus impulsos y buscan constantemente la satisfacción inmediata, el placer, la aprobación social de sus iguales y sentirse parte del grupo. Además, están continuamente poniendo a prueba los límites, los suyos y los de quienes los rodean, como parte de la construcción de su identidad y el descubrimiento de su potencial. A esto se une que son los usuarios por excelencia de redes sociales como TikTok o Instagram, donde los vídeos de retos se difunden rápidamente entre miles de personas, algunas de ellas famosas".
Porque las redes no son perjudiciales, tampoco TikTok. De hecho, hay estudios que confirman su efecto positivo en la educación. “Hay ciertos retos que consisten en resolver problemas matemáticos o responder a preguntas de geografía o cultura general… Al final, todo depende del uso que se le de”. No todos los adolescentes se sienten atraídos por estos desafíos digitales. Según Montiel, "los jóvenes más predispuestos a participar en los retos virales son aquellos que tienen más necesidad de ser aceptados, valorados o reconocidos por parte de sus iguales, pero cada reto tiene su target particular".
¿Cómo prevenir?
No se debe perder de vista que hablamos de menores y, por ello, la supervisión de cómo usan las redes sociales los preadolescentes, retos incluidos, es responsabilidad de sus padres. El problema principal es, según Montiel, "la falta de conocimiento por parte de los padres y las madres de la existencia de estos retos, de sus consecuencias reales o potenciales y, en general, de los riesgos que pueden suponer las redes sociales para los jóvenes”.
El autocuidado, para que los usuarios no arriesguen su integridad en busca de popularidad, y el desarrollo de habilidades y conceptos, para distinguir entre lo razonable y lo no razonable. Esto también les ayudará para entender que Internet y el mundo virtual son tan reales como el mundo físico.
Es importante que los menores sepan diferenciar entre retos inofensivos y retos peligrosos. Se puede hacer un reto cuando sirve para divertirse, se conciencia sobre una buena causa, no daña u ofende a nadie, promueve que la gente nos llevemos bien unos con otros o motiva a otra persona a superarse o motivarse
Es necesario trabajar el pensamiento crítico y ayudarles a pensar antes de actuar. Esto, junto con el autocontrol, es un gran aprendizaje que es necesario fomentar y que puede ayudarles en otros ámbitos de su vida.
Deberíamos ayudarles a generar rutinas de pensamiento que les ayuden a comprender si deben participar de un reto. Lo ideal es trabajar el qué, el cómo, el cuándo, con quién se realiza y por qué. Las preguntas que debemos hacer para que el menor interiorice y responda son: ¿qué reto es y qué hay que hacer?, ¿es peligroso para mí o para los demás?, ¿puedo hacer sentir mal a alguien?, ¿nos lo vamos a pasar todos bien?, ¿me arrepentiré en un tiempo de haberlo hecho?, ¿me va a afectar en la realización de otra tarea importante?, ¿tengo que romper, ensuciar o dañar algo?, ¿es adecuado que salga esta persona (por ejemplo, mi hermano pequeño de 5 años o alguien que no se le ha invitado)?, ¿hago el reto por placer o porque siento que estoy obligado?
Fuentes:
1. Nuevecuatrouno. Desaparecer 48 horas o comerse una cáscara: retos peligrosos
2. Revista Semana. Los retos virales peligrosos que están poniendo en peligro a los adolescentes
3. Radio Nacional. Retos virales: ¿qué tan peligrosos son?
4. Periódico el Tiempo. Los peligros de los retos virales en internet
Ilustración de fondo: Photo by Allan Mas from Pexels / Pexels license